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La insuficiencia venosa es un problema de salud bastante frecuente en personas adultas, sobre todo en quienes pasan muchas horas sentadas o paradas sin moverse. Según la Unidad Patológica Vascular, se estima que en países como España afecta al menos al 37 % de los hombres y al 64 % de las mujeres. En Ecuador también es común, especialmente entre personas mayores de 50 años o con antecedentes familiares.
Identificar esta afección a tiempo puede ayudar a prevenir complicaciones más serias, como la aparición de úlceras o la temida trombosis venosa profunda. Lo bueno es que, con algunos cambios en la rutina y hábitos más saludables, es posible reducir significativamente el riesgo.
Conocer los síntomas, causas y tratamientos disponibles para la insuficiencia venosa no solo permite actuar con anticipación, sino también mejorar la calidad de vida. Este artículo está pensado para ofrecerle una guía clara y útil, con información basada en fuentes confiables, que le será de ayuda si usted o algún familiar está enfrentando este problema.
ÍNDICE
- Cómo se manifiesta la insuficiencia venosa en las piernas
- Factores que pueden causar insuficiencia venosa
- Cómo identificar los síntomas de la insuficiencia venosa
- Cómo se diagnostica la insuficiencia venosa en consulta
- Consecuencias de no tratar la insuficiencia venosa a tiempo
- Formas de tratar la insuficiencia venosa según el caso
- Acciones simples que ayudan a prevenir la insuficiencia venosa
- Señales que indican cuándo acudir a un especialista
- Qué se puede esperar del tratamiento si se actúa a tiempo
- Por qué el embarazo puede afectar la circulación venosa
Cómo se manifiesta la insuficiencia venosa en las piernas
La insuficiencia venosa ocurre cuando las venas no logran llevar la sangre de regreso al corazón de manera adecuada, lo que genera acumulación de sangre, sobre todo en las piernas. Según la Cleveland Clinic, esto se debe a que las válvulas venosas están débiles o dañadas.
Una de las consecuencias más visibles de esta afección son las várices, pero incluso sin que estas se noten a simple vista, pueden presentarse molestias. Es común que las personas sientan que las piernas “pesan como plomo” o que se les hinchan los tobillos sin razón aparente.
Esta condición afecta tanto a hombres como a mujeres, aunque se presenta con más frecuencia en estas últimas. También es más común en quienes superan los 50 años, aunque puede aparecer antes si hay antecedentes familiares o malos hábitos. La buena noticia es que no todo está perdido: con cuidados adecuados, la insuficiencia venosa puede ser manejada y, en muchos casos, prevenida.
Factores que pueden causar insuficiencia venosa
Las causas de la insuficiencia venosa son diversas, pero hay algunos factores que se repiten con frecuencia. Uno de los principales es la genética: si sus padres o abuelos han tenido várices o problemas circulatorios, usted también podría desarrollarlos. La predisposición hereditaria es un factor importante.
El estilo de vida influye muchísimo en esta condición. Pasar mucho tiempo de pie sin moverse, o al contrario, estar sentado muchas horas seguidas, puede afectar la circulación. También influyen el consumo excesivo de sal, una dieta baja en fibra o la falta de ejercicio. Una alimentación basada en alimentos que elevan el colesterol también puede empeorar esta condición. El estrés crónico es otro factor que muchas veces se pasa por alto, pero que puede empeorar los síntomas venosos.
Existen otras condiciones médicas que pueden empeorar el cuadro, como los coágulos sanguíneos o lesiones en las piernas. En estos casos, las válvulas dentro de las venas pueden dañarse, lo que impide que la sangre fluya como debería. Además, como indica Penn Medicine, ser mujer, tener edad avanzada u obesidad, y los cambios hormonales del embarazo también aumentan el riesgo.
Por eso, si usted tiene alguno de estos factores, es importante tomar medidas desde temprano. Le recomendamos revisar nuestro artículo sobre la resistencia a la insulina, ya que este problema metabólico también puede afectar negativamente la circulación.
- Evite estar sentado o parado por tiempos prolongados sin moverse.
- Adopte una dieta rica en frutas, vegetales y fibra.
- Haga caminatas diarias o ejercicios de bajo impacto como nadar.
- Eleve las piernas al descansar para favorecer el retorno venoso.
- Use medias de compresión si lo recomienda su médico.
La insuficiencia venosa no tiene por qué afectar su día a día si actúa con tiempo. No espere a que el cansancio de piernas sea una molestia constante. Si sospecha que puede tener esta afección, consulte con un especialista en salud vascular. El diagnóstico y tratamiento oportuno pueden marcar la diferencia entre una vida con limitaciones y una con libertad de movimiento.
Cómo identificar los síntomas de la insuficiencia venosa
Los signos de insuficiencia venosa pueden variar bastante de una persona a otra, dependiendo del avance de la condición. Según John Hopkins Medicine, los síntomas más comunes incluyen hinchazón en las piernas o los tobillos, sensación de pesadez y molestias al caminar. También pueden presentarse cambios en el color de la piel y aparición de várices visibles. En nuestro artículo sobre por qué se hinchan las piernas encontrará información complementaria muy útil.
Otros síntomas habituales son dolor muscular tipo calambre, úlceras difíciles de curar, y en casos más graves, alteraciones en la textura de la piel. A medida que avanza la insuficiencia venosa, estos signos tienden a empeorar y volverse más molestos, afectando incluso actividades cotidianas como caminar, subir gradas o permanecer de pie mucho tiempo. La atención temprana evita complicaciones crónicas.
Según la Cleveland Clinic, se puede clasificar la insuficiencia venosa en diferentes etapas, del 0 al 6:
- Etapa 0: En esta fase inicial, la persona puede experimentar pesadez en las piernas, calambres nocturnos o sensación de cansancio berraco, especialmente al final del día. Sin embargo, no hay signos visibles en la piel ni en las venas. Es una etapa silenciosa, pero ya se está gestando el problema circulatorio.
- Etapa 1: Se empiezan a notar telangiectasias o arañitas vasculares, esas pequeñas venitas rojizas o azuladas que aparecen principalmente en los muslos o detrás de las rodillas. Aunque son leves, indican que el flujo venoso ya no es óptimo.
- Etapa 2: Las várices se hacen evidentes. Son venas dilatadas, tortuosas y con un diámetro superior a 3 mm. Se pueden ver y palpar fácilmente, y suelen ir acompañadas de molestias como ardor o picazón.
- Etapa 3: Aparece edema o hinchazón en los tobillos y piernas, sobre todo al final del día. Aún no hay cambios visibles en la piel, pero el retorno venoso está claramente afectado.
- Etapa 4: La piel comienza a mostrar cambios de color (hiperpigmentación), resequedad o endurecimiento. Esto refleja daño progresivo en los tejidos.
- Etapa 5: Se observan úlceras que ya han cicatrizado, evidencia de una etapa avanzada que ha generado lesiones en la piel.
- Etapa 6: Existen úlceras abiertas o activas, que requieren atención médica especializada para evitar infecciones y mejorar la calidad de vida del paciente.
Desde la etapa 3 en adelante, los especialistas consideran que ya existe un grado clínico de insuficiencia venosa, aunque no todas las personas con várices la padecen. Es importante no asumir que las venas visibles son el único indicador: hay pacientes con daño venoso avanzado sin síntomas externos.

Cómo se diagnostica la insuficiencia venosa en consulta
De acuerdo con NYU Langone Health, el diagnóstico inicia con un examen clínico en el que el médico evalúa los síntomas y examina las piernas en busca de cambios en la piel, venas prominentes o inflamación. Esta primera evaluación permite descartar otros problemas que pueden generar síntomas similares, como insuficiencia cardíaca o linfedema.
Para confirmar el diagnóstico, se suele realizar un ultrasonido Doppler, que ayuda a observar el flujo sanguíneo dentro de las venas. Esta prueba es clave para identificar si hay válvulas dañadas o venas bloqueadas. En muchos centros de salud del país ya se ofrece este examen sin necesidad de hospitalización.
En casos más complejos, el médico puede solicitar estudios adicionales como venografías por resonancia magnética o tomografía. Estas imágenes ayudan a visualizar el sistema venoso más a fondo y detectar problemas ocultos. También se utiliza el diagnóstico diferencial cuando se necesita distinguir entre várices funcionales y daño venoso crónico.
Consecuencias de no tratar la insuficiencia venosa a tiempo
No tratar la insuficiencia venosa puede generar complicaciones que afectan gravemente el bienestar de quien la padece. Una de las más comunes es la formación de úlceras crónicas en las piernas, que suelen ser dolorosas, difíciles de curar y muy propensas a infecciones. Estas heridas limitan la movilidad y requieren cuidados constantes por parte de profesionales de la salud.
Según Mayo Clinic, el aumento de presión en las venas puede romper pequeños vasos, lo que provoca inflamación, enrojecimiento y daño en los tejidos. Este proceso afecta tanto la piel como los músculos, y en muchos casos deriva en edemas persistentes y cicatrices permanentes si no se actúa a tiempo.
También hay riesgo de desarrollar trombosis venosa profunda, una condición que puede causar dolor agudo, endurecimiento de las piernas y, en casos extremos, embolias pulmonares. Si desea adoptar medidas preventivas, puede revisar estas recomendaciones sobre cómo mejorar la circulación de las piernas. La insuficiencia venosa, además, se ha relacionado con otras afecciones del sistema cardiovascular, aumentando el riesgo de infartos o accidentes cerebrovasculares.
Si desea ampliar la información, le sugerimos revisar nuestros contenidos sobre cómo prevenir un infarto y cómo prevenir un ictus, donde encontrará consejos prácticos para cuidar su sistema circulatorio y reducir riesgos a largo plazo.
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Formas de tratar la insuficiencia venosa según el caso
El abordaje médico de la insuficiencia venosa depende de varios factores, como la edad de la persona, su historial clínico y la gravedad del cuadro. El especialista a cargo evaluará cuál es la mejor opción de tratamiento según cada situación particular, considerando también las preferencias del paciente y su estilo de vida.
En casos leves, se suelen recomendar tratamientos no invasivos. Por ejemplo, la presoterapia puede ser una buena opción para estimular el retorno venoso y reducir la inflamación en las piernas. El uso de medias de compresión también ayuda a mejorar el flujo sanguíneo y prevenir que la condición avance.
Cuando la insuficiencia venosa está más avanzada, las alternativas incluyen procedimientos médicos como ablación láser endovenosa, radiofrecuencia, escleroterapia o incluso cirugía. Estos métodos están dirigidos a reparar o eliminar las venas que ya no cumplen bien su función.
Acciones simples que ayudan a prevenir la insuficiencia venosa
La mejor forma de prevenir la insuficiencia venosa es cuidar la circulación con hábitos saludables. Actividades como caminar a diario o nadar pueden fortalecer los músculos de las piernas y facilitar que la sangre regrese al corazón. También puede considerar actividades de bajo impacto como los beneficios del pilates, que ayudan a mejorar la postura y la circulación. No hace falta un entrenamiento intenso, basta con mantenerse activo.
Además, es recomendable evitar estar sentado o parado mucho tiempo sin moverse. Si trabaja en oficina o pasa muchas horas de pie, haga pausas para estirar y mover las piernas. Esto favorece la circulación y evita que la sangre se acumule en las extremidades.
También conviene seguir una dieta cardiosaludable y rica en alimentos antioxidantes. Evitar el tabaco y reducir el consumo de alcohol son claves, ya que estos factores aumentan el riesgo de enfermedades venosas y cardiovasculares.
- Realice ejercicio de forma regular
- Evite el sedentarismo prolongado
- Use ropa cómoda que no limite la circulación
- Eleve las piernas al descansar

Señales que indican cuándo acudir a un especialista
Como se mencionó antes, los síntomas pueden cambiar según la etapa de la insuficiencia venosa. En términos generales, si usted presenta hinchazón persistente, dolor, cambios en la piel o aparición de úlceras, es recomendable acudir cuanto antes a un profesional.
Hay señales que no deben pasarse por alto. Por ejemplo, calor, enrojecimiento o dolor agudo en una pierna pueden indicar una posible complicación como trombosis. Estos síntomas requieren atención médica urgente para evitar riesgos mayores:
- Piernas pesadas al final del día
- Calambres, sobre todo en la noche
- Hinchazón en tobillos o pantorrillas
- Sensación de ardor o picazón
- Dolor al estar de pie mucho tiempo
- Aparición de arañitas vasculares
- Várices visibles o abultadas
- Cambios de color en la piel (oscurecimiento)
- Resequedad o descamación
- Endurecimiento de la piel
- Picazón constante en una zona específica
- Sensación de calor en la pierna
- Enrojecimiento localizado
- Dolor punzante o repentino
- Úlceras en la piel (activas o cicatrizadas)
- Heridas que no sanan con facilidad
- Sensibilidad aumentada al tacto
- Aparición de moretones sin causa aparente
- Fatiga en las piernas tras caminar
- Palpitaciones venosas o sensación de pulsos
Para un diagnóstico certero, lo ideal es consultar con un flebólogo o un cirujano vascular. Son los especialistas en el sistema venoso y pueden determinar qué tipo de tratamiento necesita según su situación clínica.
Qué se puede esperar del tratamiento si se actúa a tiempo
El pronóstico de la insuficiencia venosa mejora considerablemente cuando se detecta a tiempo y se trata de forma adecuada. Con ciertos cuidados y cambios de hábitos, muchas personas logran controlar los síntomas y mantener una buena calidad de vida sin necesidad de intervenciones mayores.
Aunque en algunos casos no se puede revertir completamente el daño en las venas, el tratamiento ayuda a frenar el avance del problema y reduce el riesgo de desarrollar úlceras o complicaciones más serias. La clave está en no esperar a que los síntomas empeoren.
Por qué el embarazo puede afectar la circulación venosa
El Journal of Vascular Surgery: Venous and Lymphatic Disorders explica que el embarazo incrementa el riesgo de insuficiencia venosa debido a varios factores. El aumento del volumen sanguíneo y el peso del útero comprimen las venas, dificultando el retorno de la sangre desde las piernas hacia el corazón.
De hecho, se estima que al menos el 80 % de las mujeres embarazadas presenta algún grado de insuficiencia venosa. Es por eso que durante la gestación es clave cuidar la postura, mantenerse activa y usar medias de compresión si el médico lo recomienda, especialmente si hay antecedentes familiares o síntomas previos.
Fuentes:
- https://www.pennmedicine.org/for-patients-and-visitors/patient-information/conditions-treated-a-to-z/venous-insufficiency
- https://www.patologiavascular.com/insuficiencia-venosa-cronica/
- https://my.clevelandclinic.org/health/diseases/16872-chronic-venous-insufficiency-cvi
- https://www.hopkinsmedicine.org/health/conditions-and-diseases/chronic-venous-insufficiency
- https://nyulangone.org/conditions/chronic-venous-insufficiency/diagnosis
- https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2213333X17303487
- https://www.memphisvein.com/blog/can-pregnancy-cause-vein-disease
- https://medlineplus.gov/ency/article/000203.htm
- https://www.healthline.com/health/venous-insufficiency