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Hiporexia: causas, síntomas y tratamiento para recuperar el apetito en mayores

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Mujer mayor con hiporexia

Tiempo de lectura: 7 minutos

La falta de apetito puede ser considerado como un signo natural del envejecimiento en las personas mayores, pero puede tener un gran número de consecuencias para la salud física y emocional, incluyendo pérdida de peso, desnutrición, debilidad muscular y mayor riesgo de enfermedades.

Este trastorno se conoce como hiporexia, y se caracteriza por una disminución parcial del apetito, especialmente en las personas mayores.

En este artículo explicamos qué es la hiporexia, por qué ocurre y cuáles son sus causas más comunes. Además, comentamos los principales síntomas a tener en cuenta, cómo se realiza el diagnóstico y qué tratamientos están disponibles para ayudar a las personas mayores a recuperar su apetito y bienestar general. 

¿Qué es la hiporexia y cómo afecta a las personas mayores?

Según la American Psychological Association, la hiporexia es un trastorno de salud relacionado con la pérdida del apetito. Se trata de un problema que afecta significativamente a las personas mayores, ya sea que vivan en su casa o en residencias, o que estén hospitalizadas.

Un artículo titulado An overview of appetite decline in older people explica que esta condición afecta entre el 15 y el 30 % de las personas mayores, con tasas de incidencia más altas en las mujeres.

La reducción del apetito es un problema serio, ya que puede causar pérdida de peso y deficiencias nutricionales. Además, para las personas mayores es mucho más difícil recuperar el peso una vez que se ha perdido.

Algunos incluso llaman a esta condición como la anorexia de las personas mayores, a pesar de que tiene algunas diferencias importantes. 

Causas de la hiporexia en la tercera edad

El artículo que citamos en el apartado anterior, publicado por la National Library of Medicine, señala que las causas por las que los adultos mayores pierden el apetito son muy variadas, e incluyen desde factores psicológicos como sentirse solo hasta el consumo de cierto tipo de medicamentos.

Veamos de forma detallada cuáles son:

  • Causas psicológicas: el entorno y el estado de ánimo pueden afectar el apetito, y existen condiciones como la demencia que pueden reducir el apetito.
  • Depresión: esta condición puede disminuir el deseo de comer, sobre todo en las personas que deben vivir y comer solas. Además, las dificultades para comprar alimentos y cocinar puede hacer que las personas se sientan menos motivadas.
  • Causas fisiológicas: el envejecimiento implica una serie de cambios que afectan el cuerpo. Dentro de ellos se incluyen cambios en el sistema digestivo, cambios hormonales, el desarrollo de algunas enfermedades y cambios importantes en los sentidos del olfato y el gusto.
  • Enfermedades crónicas: se ha comprobado que algunas de estas enfermedades, como la insuficiencia cardíaca, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), la insuficiencia renal y el cáncer, pueden disminuir el apetito. Vale resaltar que estas enfermedades son más comunes en las personas mayores.
  • Medicamentos: también pueden alterar el apetito, ya que afectan el gusto y el olfato, y pueden causar náuseas. Hay al menos 250 medicamentos que pueden tener estos efectos, y dentro de ellos se encuentran algunos antibióticos, antifúngicos, antihipertensivos, broncodilatadores y antiinflamatorios.

Conocer estas causas es sumamente importante, ya que así se puede saber de qué manera abordar mejor el problema y determinar si es posible realizar un cambio que influya positivamente en el apetito. 

hombre de la tercera edad con hiporexia

Consecuencias de la pérdida de apetito en personas mayores

Sunway Medical Centre habla sobre los efectos negativos que tiene la pérdida de apetito en las personas mayores, y resalta que se trata de un problema grave, ya que puede provocar pérdida de peso y dificultades para obtener los nutrientes que el cuerpo necesita para estar saludable.

Dentro de las complicaciones más importantes, se encuentran:

  • Aumenta el riesgo de caídas y fracturas de huesos.
  • Se tiene una mayor susceptibilidad a las infecciones, debido a que la falta de nutrientes afecta al sistema inmunológico.
  • Aumentan los niveles de estrés.
  • Se pierde masa muscular y movilidad, lo que reduce la independencia de las personas mayores.
  • Afecta significativamente la calidad de vida, y hace que se requiera de visitas al hospital con mayor frecuencia.

De igual manera, a esto se suman otros problemas, como decaimiento emocional, retraimiento social, y problemas cognitivos como fatiga mental, confusión y falta de concentración. 

Síntomas de la hiporexia

Los síntomas que puede experimentar una persona cuando pierde el apetito son muy variados, sobre todo si el problema se debe a complicaciones de salud o una enfermedad crónica como las que mencionamos antes.

Por lo general, lo primero que se nota es que la persona pierde el interés por la comida, pierde peso, y como consecuencia de la deficiencia de nutrientes padece de fatiga y debilidad. A esto, se suman algunos síntomas adicionales, dentro de los que, según Cleveland Clinic, se incluyen vómitos, náuseas, constipación o diarrea, y cambios en la apariencia de la piel, el cabello o las uñas.

Si la persona empieza a saltarse comidas, a dejar porciones sin terminar o a rechazar alimentos que antes disfrutaba, es necesario prestar atención y consultar a un especialista para determinar si se trata de hiporexia o de algo más

Tratamiento para la hiporexia

En el artículo que citamos al momento de explicar qué es la hiporexia y cuáles son sus causas, se habla de los tratamientos que se pueden llevar a cabo para combatir la hiporexia.  

Parte de las recomendaciones son determinar cuál es la causa que está detrás de la falta de apetito, ya que así se pueden tomar medidas efectivas. Cuando se trata de problemas de boca seca, por ejemplo, se puede aumentar la ingesta de agua y reducir el consumo de alimentos secos y duros.

En el caso de las personas que tienen problemas de gusto y olfato, se pueden incluir algunas especies para realzar el sabor de los alimentos, teniendo en cuenta las preferencias particulares de cada persona. No se recomienda aumentar la cantidad de sal que se usa, ya que el exceso de sodio también causa complicaciones de salud.

Asimismo se resalta la importancia de incorporar suplementos nutricionales, abordar los factores psicológicos a través de terapia, y ofrecer apoyo emocional para que la persona se sienta más motivada a comer y realizar sus actividades. 

¿Qué hacer cuando una persona mayor no quiere comer?

Cuando las personas mayores no quieren comer es importante consultar a un médico para determinar de qué se trata, y tomar medidas para evitar las complicaciones que resaltamos en apartados anteriores.

Además, en casa también se pueden tomar medidas para ayudar a un ser querido que se está viendo afectado por la pérdida del apetito. Una buena manera de hacerlo es compartiendo el momento de comer, ya que esto puede hacer que la persona se sienta motivada y disfrute de la comida.

Otra recomendación de los expertos es ofrecer comidas más pequeñas, pero con más frecuencia. Las personas mayores no tienen la misma capacidad para consumir y digerir tanta comida como una persona joven, por lo que se recomienda distribuirlas a lo largo del día.  

También se puede consultar a un nutricionista especializado y a otros médicos que puedan ayudar a controlar la situación. Apoyarse en otros es fundamental, sobre todo para evitar las complicaciones asociadas al síndrome del cuidador

Persona mayor en tratamiento contra la hiporexia

Prevención de la hiporexia en la tercera edad

Debido a las consecuencias que tiene la hiporexia en las personas de la tercera edad, es recomendable tomar algunas medidas para prevenir esta condición.

Una de las medidas que se pueden tomar para lograrlo es adaptar la dieta a las necesidades y capacidades particulares de cada persona. Servir pequeñas porciones de comida, por ejemplo, puede facilitar el consumo de los alimentos.

Además, los expertos señalan la importancia de realizar actividades físicas, en especial, sobre todo porque puede aumentar el apetito.

Otro punto importante, es que la persona mantenga relaciones sociales saludables. Sentirse solo puede causar problemas con el estado de ánimo, con el apetito y con la cantidad de alimentos que se consumen.

Para complementar, recomendamos leer nuestro artículo sobre estimulación cognitiva, ya que las personas mayores también se ven expuestas a problemas relacionados con la memoria y con una buena parte de sus habilidades cognitivas. 

Relación entre hiporexia y otros trastornos en la tercera edad

La hiporexia no tiene una relación directa con enfermedades o trastornos de la tercera edad como la enfermedad de Parkinson o la enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, un artículo de Frontiers in Aging Neuroscience, señala que la pérdida de peso y la desnutrición pueden hacer que estas enfermedades avancen, aumentando las tasas de discapacidad y mortalidad.

Esto se debe a que un organismo con deficiencias nutricionales tiene menos capacidad para enfrentar los procesos degenerativos asociados a estas patologías. En algunos casos esto va acompañado de síntomas como la discinesia, que provoca movimientos anormales e involuntarios en el cuerpo.

Nuestros artículos sobre demencia vascular y deterioro cognitivo leve son una muy buena referencia para seguir profundizando en el tema y conocer otros trastornos que aparecen durante esta etapa de la vida. 

¿Cuándo buscar ayuda profesional?

No siempre es fácil determinar cuándo la disminución del apetito requiere atención médica, pero hay señales claras que no deben pasarse por alto. Si la persona mayor empieza a perder peso, se muestra constantemente fatigada, presenta signos de desnutrición o se salta varias comidas al día, es momento de buscar ayuda.

Consultar a un profesional de la salud puede servir para determinar cuáles son las causas y saber si es posible llevar a cabo un tratamiento para ello.

Hay que tener presente las consecuencias de las que hablamos antes, ya que si los síntomas persisten y empeoran, no solo se deteriora la calidad de vida de la persona, sino que puede estar expuesta a problemas graves como caídas, fracturas y otras complicaciones de salud.